Testimonios - Noticias
Alicia Rodrigo
Me hice militante porque...
March 06, 2018
El amor a la Virgen María es algo que me ha acompañado siempre desde niña y, quizá, esa fuera una de las cosas que más me atraían de la Milicia; el tener a María como modelo y dejar que fuera Ella la que nos
llevara hasta Cristo. El contacto con la naturaleza, el guardar y cuidar los momentos de silencio e, incluso –aunque pueda parecer mentira–, la disciplina y la exigencia, eran cosas que yo reconocía que me hacían mucho bien y que preparaban mi corazón, de formas distintas, al encuentro con el Señor. También fue muy importante para mí encontrar en la Milicia un segundo hogar, un ambiente familiar, en el que se vivía con
alegría sencilla y con sencillez alegre. Una preciosa escuela de vida en la que, además, tuve la dicha de entablar muy buenas amistades, de encontrarme con otras chicas de mi misma edad con las que caminar en la fe, compartir inquietudes y disfrutar de numerosos momentos. Qué importante es saberse acompañado en la fe. Podría decir muchas más cosas pero creo que puedo afirmar que me hice militante porque ese era el camino que el Señor eligió para mí, el medio del que quería servirse para ayudarme a vivir en intimidad con Él. Y eso, sin lugar a dudas, me ayudó profundamente a decirle sí en la vocación que Él tenía preparada
para mí. Providencialmente, además, justo después de hacer mis promesas de militante comencé mi noviazgo con el que hoy es mi marido y padre de nuestros tres preciosos hijos. Ahora, aún estoy aprendiendo a ser esposa y madre, a seguir encontrando al Señor en cada pequeño detalle, pero haber vivido una adolescencia tan unida al Señor, de la mano de María, me ayudó a sentar las bases para que ahora, ayudada por mi marido, podamos edificar nuestra familia sobre roca firme.
Carmelita Descalza
Akiko Tamura
February 10, 2017
Dios sigue llamando y no tiene un perfil específico, implemente elige a algunos y les asigna el don de la vocación a la vida consagrada, para que vivan más íntimamente unidos a Él. Un claro ejemplo es el de Akiko Tamura, quien pasó de cirujana torácica a carmelita descalza en el Carmelo del Buen Pastor de Zarautz en Guipúzcoa. Su entrada fue el 11 de agosto del 2012. Aproximadamente un mes antes tuvimos la gran suerte de que nos contase su testimonio en el campamento. La verdad es que fue muy impactante; teníamos delante a una persona que había tenido todo, material y profesionalmente hablando, pero no se había sentido plenamente feliz, hasta que descubrió al mayor tesoro de todos, Cristo.
Su proceso de conversión fue como una lluvia fina, lleno de lo que unos llaman ‘casualidades’ y los cristianos llamamos, providencia. Poco a poco, Akiko fue aprendiendo a afinar el oído para escuchar lo que el Señor la pedía, y con humildad, darle un gran SÍ que culminó el 11 de febrero de este año, festividad de la Virgen de Lourdes, con su profesión perpetua. Una de las preguntas que más caló fue cuando le preguntaron que por qué siendo la grandísima cirujana que era y siendo la mejor en lo que hacía, pensaba que desde ahí dentro iba a hacer más bien que desde donde estaba antes. A lo que ella humildemente afirmó que el mundo había perdido una cirujana y de las buenas, pero que había ganado a una carmelita que se iba a ofrecer el doble, el triple o el cuádruple, y que los frutos se verían de otra manera, sí, pero ahí estarían.