Yahaira Alejandra Nava Razo (Pre-militante)

08/01/2018

Este año vivir adviento y Navidad fue una experiencia muy distinta a la de hace un año porque ahora ya sabía de qué trataba y lo que viviría, así que ya no fue un esperar a Jesús por esperarlo sino que fue más bien una preparación total de mi corazón para que verdaderamente nazca Jesús en él, por lo que viví una gran espera llena de amor, sacrificios, purificación y entrega, así como José y María aquella noche en Belén cuando lo esperaban con gran amor, así también Jesús se hizo presente cada instante de una forma u otra durante todo este tiempo pues Él no dejaba de llenarme de regalos y bendiciones, como haber podido ir a México a renovar mis promesas de premilitante, comenzar adviento bajo la mirada de mi madre María de Guadalupe y, claro, con mi regalo más grande y más agradecido: que toda mi familia haya vivido ejercicios espirituales y se hayan acercado más a Dios, por eso creo que toda esa espera fue no solo lo que necesitaba mi corazón sino también lo que lo preparó para recibir completamente a Jesús en esta Navidad y llenarme de su amor, gracias, fortaleza y confianza en Él, rodeada de mi segunda gran familia: la Cruzada-Milicia de Santa María.

Fernanda Zárate (pre-militante)

07/12/2016

Para mí hacer las promesas de la Virgen de Guadalupe fue una alegría inmensa, fue verla tan amorosa, tan tierna, TAN MADRE, invitándome al camino de la santidad. Algo muy importante que la Virgen me repetía ante la incertidumbre de saber si podía cumplirlas era: «¿No estoy yo aquí que soy tu madre?» Me consoló mucho saber que cuando caiga, Ella siempre estará ahí y tendrá los brazos abiertos. CONFIAR, CON ELLA TODO, SIN ELLA NADA.